Post by isabela on Dec 11, 2009 16:38:23 GMT -5
Bella POV
Estaba algo… aburrida, no del todo, quería saber que pasaría con Rosalie, Emmett y… Natalie.
No sabía por qué pero me sentía incomoda con otra… humana… Cuando yo lo pensaba, no sonaba tan bien.
Me quedé absorta en mis pensamientos, mientras posaba mi mejilla sobre mi mano, miré a toda la familia y por ultimo a Edward, que estaba mirándome, me sonrojé estupidamente, volví a mirarlo, recordando un fragmento de Romeo y Julieta: “El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse, como la luz del día a una lámpara; y sus ojos lucirían en el cielo tan brillantes que, al no haber noche, cantarían las aves. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano! ¡Ah, quién fuera el guante de esa mano por tocarle la mejilla!”
-Hola Bella- saludó Edward, no me había dado cuenta que ya estaba sentado a mi lado.
-Hola Edward- respondí sonriendo.
-¿Cómo estas?- dijo luego de un suspiro ¿por qué suspiraba Edward?
-Bien, gracias ¿y tú?- le dije con educación, que supuse, en ese momento sobraba.
-Bien, gracias- vaciló un poco, pareció quedarse sin palabras… Así de aburrida soy- mmm…- continuó -Bella te parece si ¿me acompañas al salón del piano?...Pues es que como te veo un poco aburrí…- Me sorprendí ante la petición de Edward, reprimí un suspiro.
-Si, Edward, tranquilo, vamos- lo interrumpí y me levanté.
No supe si era yo o de verdad Edward sonreía algo tenso… Fuimos en silencio hasta el salón donde estaba el piano, que como siempre estaba impecable y perfectamente ordenado.
-Hace un buen tiempo que no estás aquí- comenzó Edward… Era cierto… Una holeada de calidez me recorrió el cuerpo, mientras recordaba la primera vez que Edward me había llevado allí.
-Si… hace mucho que no estaba aquí- dije innecesariamente, me quede mirando el piano y a Edward… Con… cautela… no quería sonrojarme de nuevo. El silencio me hizo sentir incomoda, así que me decidí a intervenir torpemente: -Y… ¿no… vas a tocar algo?- inquirí casi avergonzada.
-Ah… si, es que… estaba pensando en algo- Sonreí un poco… quería saber que estaba pensando que lo tenía tan alejado del momento. Se sentó en el piano con rapidez… No tenía por qué apresurarse.
¡Mi nana!... Mi melodía. Pensé… Me quedé con la cabeza bajada, mordiendo mi labio.
Tomé un poco de aire mientras recordaba la primera vez que escuché la melodía, me estremecí un poco. ¿Por qué la tocaba ahora?
No podía negar lo que sentía por Edward, jamás… Nuca dejaría de amarlo, deseaba estar a su lado, como siempre debió ser.
Edward susurró algo, pero fue imposible saber que había dicho. Noté algo distinto en su rostro… No… no estaba bien. Caminé lentamente hasta llegar a su lado. Ah, probablemente no estuviera bien, pero seguía siendo el mismo del que seguía enamorada. Me senté a su lado y lo miré -¿qué pasa Edward?- inquirí en vos baja, él solo me miró, traté de tomar su mano, pero me ganó la cobardía, no pude hacerlo. ¿Qué le pasaba? Y ¿qué pasaba conmigo?
Estaba algo… aburrida, no del todo, quería saber que pasaría con Rosalie, Emmett y… Natalie.
No sabía por qué pero me sentía incomoda con otra… humana… Cuando yo lo pensaba, no sonaba tan bien.
Me quedé absorta en mis pensamientos, mientras posaba mi mejilla sobre mi mano, miré a toda la familia y por ultimo a Edward, que estaba mirándome, me sonrojé estupidamente, volví a mirarlo, recordando un fragmento de Romeo y Julieta: “El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse, como la luz del día a una lámpara; y sus ojos lucirían en el cielo tan brillantes que, al no haber noche, cantarían las aves. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano! ¡Ah, quién fuera el guante de esa mano por tocarle la mejilla!”
-Hola Bella- saludó Edward, no me había dado cuenta que ya estaba sentado a mi lado.
-Hola Edward- respondí sonriendo.
-¿Cómo estas?- dijo luego de un suspiro ¿por qué suspiraba Edward?
-Bien, gracias ¿y tú?- le dije con educación, que supuse, en ese momento sobraba.
-Bien, gracias- vaciló un poco, pareció quedarse sin palabras… Así de aburrida soy- mmm…- continuó -Bella te parece si ¿me acompañas al salón del piano?...Pues es que como te veo un poco aburrí…- Me sorprendí ante la petición de Edward, reprimí un suspiro.
-Si, Edward, tranquilo, vamos- lo interrumpí y me levanté.
No supe si era yo o de verdad Edward sonreía algo tenso… Fuimos en silencio hasta el salón donde estaba el piano, que como siempre estaba impecable y perfectamente ordenado.
-Hace un buen tiempo que no estás aquí- comenzó Edward… Era cierto… Una holeada de calidez me recorrió el cuerpo, mientras recordaba la primera vez que Edward me había llevado allí.
-Si… hace mucho que no estaba aquí- dije innecesariamente, me quede mirando el piano y a Edward… Con… cautela… no quería sonrojarme de nuevo. El silencio me hizo sentir incomoda, así que me decidí a intervenir torpemente: -Y… ¿no… vas a tocar algo?- inquirí casi avergonzada.
-Ah… si, es que… estaba pensando en algo- Sonreí un poco… quería saber que estaba pensando que lo tenía tan alejado del momento. Se sentó en el piano con rapidez… No tenía por qué apresurarse.
¡Mi nana!... Mi melodía. Pensé… Me quedé con la cabeza bajada, mordiendo mi labio.
Tomé un poco de aire mientras recordaba la primera vez que escuché la melodía, me estremecí un poco. ¿Por qué la tocaba ahora?
No podía negar lo que sentía por Edward, jamás… Nuca dejaría de amarlo, deseaba estar a su lado, como siempre debió ser.
Edward susurró algo, pero fue imposible saber que había dicho. Noté algo distinto en su rostro… No… no estaba bien. Caminé lentamente hasta llegar a su lado. Ah, probablemente no estuviera bien, pero seguía siendo el mismo del que seguía enamorada. Me senté a su lado y lo miré -¿qué pasa Edward?- inquirí en vos baja, él solo me miró, traté de tomar su mano, pero me ganó la cobardía, no pude hacerlo. ¿Qué le pasaba? Y ¿qué pasaba conmigo?