Post by isabela on Feb 3, 2010 14:44:30 GMT -5
Cáp. II
Al fin podía salir de la escuela, podía dejarme caer sobre mi cama y descansar tanto como la cosa esa me lo permitiera.
Mientras intentaba salir por la atestada puerta de la escuela, escuchando Panic! At The Disco, pensaba en la energía que seguía arrastrándome hacía el suelo, pensaba en ponerle un nombre especifico, después de todo, era algo que me seguía desde cuatro años atrás. Pero mi labor de buscarle nombre propio a mi mayor tortura fue interrumpida por algo que vibraba sobre mi pierna. Suspiré y esperé a salir del océano de chicos que me rodeaban para ver mi celular. Un mensaje de texto, nadie me enviaba mensajes de texto, bueno, Caroline, pero estaba a menos de dos metros de mi, era imposible. Suspiré y miré el número: Oliver ¿Qué hacia Oliver enviándome un mensaje de texto? Suspiré y guardé mi celular sin siquiera ver lo que había escrito, no es por qué no me importara, sino porque estaba demasiado cansada y agotada como para esperar un minuto más para ir a casa. Me senté en la acera a esperar el autobús, sintiendo como mis ojos se cerraban lentamente. Caroline y Nicole estaban de pie justo detrás de mi, la cabeza me daba vueltas, mi respiración se cortaba y se hacía más lenta, sentía como si una masa, palpable y caliente cayera sobre mí, hasta que Nicole puso su mano sobre mí hombro, me tomo de una mano y Caroline de la otra, ahí pude levantarme con facilidad y la neblina se disipó casi mágicamente, tomé aire y les sonreí.
Luego de un corto viaje en autobús pude llegar a casa, lanzarme sobre la cama y sacar mi celular: “Angel, no se cuanto tarde con mi madre, perdona por no estar contigo”, no sé por qué el mensaje no significaba nada, no me molestaba, ni siquiera comenzaba a sentir esa presión en el pecho… Solo podía ver como mi mano soltaba el celular inconcientemente y se quedaba frente a mí, de algún modo no sentía ganas de bajarla, la miré detenidamente, mientras una neblina aparecía alrededor de toda mi mano, una neblina grisácea, que lentamente se volvía negra.
Y justo antes de que se pusiera completamente negra, bajé la mano impulsivamente y sentí de nuevo como todo se hacía pesado a mí alrededor, traté de respirar, pero algo me lo impedía, era como si estuviera bajo el agua, no sabía que pasaba, sentí la presencia de alguien, pero no pude saber más.
-Angel… ¿Angel?- llamaba una voz cantarina y familiar, abrí los ojos con dificultad, no solo era Nicole, habían más personas, conocidas, para mi suerte.
-¡Angel!- gritó con emoción Caroline. Había otra persona, lo sabía, pero no la veía.
-¡Oli!- llamó Caroline –Oli, Oli, ya despertó- trate de ordenar mis recuerdos y saber en que momento llegaron Nicole, Caroline y Oliver.
La luz comenzaba a molestarme de una forma extraña, hacía frío y la corriente eléctrica que siempre me recorría, ya no era como antes, esta vez era más fuerte, más fatigante, me quemaba por dentro, sentía como mi piel se erizaba ante el frío que me rodeaba, pero en mi interior, estaba quemándome casi literalmente.
La cabeza me daba vueltas y sentía, de nuevo, como esa neblina maciza caía sobre mi cuerpo impidiéndome respirar.
Puse mi mano sobre mi cabeza tratando, inútilmente, de aquietar mi mente. Caroline me envolvió en una manta verde que no conocía, seguramente de mi madre o mi hermano, mientras Nicole acariciaba mi espalda y mi cabello con suavidad. -¿qué sucedió?- murmuré al tiempo que Oliver salía de la cocina con un vaso aparentemente caliente.
Suspiré, esperando una respuesta, pero solo vi como Nicole y Caroline intercambiaban una mirada preocupada y sospechosa. Torcí los labios frustrada por la forma en la que había sido ignorada por mis dos mejores amigas y mi novio.
-Angel, cariño- comenzó Nicole con la voz suave y calmada –nosotras veníamos con Oliver y como no abrías la puerta, él entró por el patio trasero para abrirnos y ver que pasaba, solo te encontramos… Aparentemente dormida, pero luego de varios intentos de despertarte comenzamos a preocuparnos al ver que no respondías- se detuvo y Caroline continuó: -Si, llevas así casi una hora- dijo mirando el reloj de la pared, cerciorándose de no estar equivocada.
Oliver no dijo ni una palabra, solo se sentó a mi lado a hacer exactamente lo mismo que hacía Nicole.
Aunque ya estaba bien, ellos se negaban a dejarme sola, incluso se turnaban para descansar, yo no quería molestarlos más y les insistía constantemente que se fueran.
Pero todos mis esfuerzos fueron en vano cuando llegó mi madre, invitándolos a quedarse a dormir, ya que era sábado, a lo cuál aceptaron felices, mientras yo solo suspiré cansada. -¿Cómo dormirán todos aquí?- dije con incredulidad.
-En tu cuarto y en el de Dan- respondió mi madre, sonriendo.
-Mamá, mañana trabajas ¿recuerdas?- traté de que se retractara de la invitación hecha.
-No importa, Oliver tiene 18, ustedes 16 y 17, pueden arreglárselas solos- se defendió
-¿Y Dan?- dije haciendo un gesto acusatorio.
-Va con los Scouts- levanté las cejas y me dí por vencida.
-Ok, ya, vamos- les dije a Nicole y Caroline –Oliver, tendrás que dormir con mi hermanito- admití, mientras Nicole y Caroline reían, burlándose de la suerte de Oliver.
Eran casi las once y no podía dormir, aún me intrigaba lo que había sucedido en la tarde, no creía completamente en la versión que me había contado Nicole, pero traté de dormir, aprovechando que la energía que tanto me atormentaba se había debilitado notoriamente, pero mientras más trataba de conciliar el sueño, menos lo lograba; Nicole había insistido en dormir conmigo y podía jurar que era intencional andar pateándome cada diez minutos.
Me levanté de la cama, esquivando a Caroline, que dormía como la bella durmiente o cualquier otra princesa encantada en un sueño profundo, no se inmutaba, seguía perfectamente peinada y arreglada, como si de verdad no estuviera durmiendo, sino actuando.
Dí vueltas por toda la casa, hasta que sentí como me debilitaba, y comencé a recordar todo lo que había ocurrido en la tarde:
<<Caí dormida, o eso pensaba, ya que lo que había dicho Caroline me hacía dudar bastante. No sentía nada, pero mi cuerpo podía moverse, según lo que yo decidiera o deseara hacer. Lo normal, pero no me sentía cansada, todo lo contrario, la calma invadía mi cuerpo, todo parecía perfecto, ni siquiera estaba en mi casa, era un lugar parecido a los prados de Francia o los campos en Baviera, donde todo era natural y hermoso. En la distancia vi a un chico dándome la espalda, y podía haber jurado que era Oliver, Oliver rodeado por una neblina azul, azul brillante. Me acerqué rápidamente al chico, quien suponía yo, era Oliver. El joven, se dio la vuelta al notar mi presencia, para mi sorpresa no era Oliver, tenía el mismo corte de cabello que Oliver, la misma contextura delgada que Oliver, incluso la misma estatura que Oliver, pero no era Oliver; este chico tenía el cabello unos… tres tonos más oscuro que el de Oliver, pero aún así cobrizo, casi caramelo, los ojos dorados, mezclado con un verde casi hipnotizante, los labios delgados, las cejas poblada… Bueno, más que las de Oliver, la piel blanca, blanca, casi tanto como la mía, los pómulos más marcados y rosáceos, con una mirada llena de calma y sinceridad, además de la neblina azul que lo rodeaba.
-¿Angel?- dijo con tono esperanzado, lo miré confundida y sorprendida
-¿perdona?- dije con voz ahogada.
-¿Eres Angel?- inquirió de nuevo
-Si, si, soy yo- respondí con voz débil, me rodeó con sus brazos, mostrándose de lo más feliz.
-¿Tú quién eres?- dije confundida, no conocía a nadie tan… Perfecto como él, además de Oliver.
-Lo sabrás a su debido tiempo- dijo sonriendo
-Perdona, entonces ¿Qué hago aquí?- formule la pregunta más como una orden que como una petición. Se separó de mí y me miró con calma, sin dejar de sonreír, algo que comenzaba, sinceramente a asustarme –Ya estás lista para tomar responsabilidades- respondió con cariño, parecía que se creía mayor que yo, pero yo estaba en un 90% que era uno o dos años mayor que yo, si es que no era de mi edad. -¿Responsabilidad? Tengo con la escuela, con Dan, con mi casa y esa cosa que me persigue- dije enfadándome. –Shhh, shhh- dijo tomando mi mano –es algo que debes soportar con paciencia, no te hará daño- susurró.
-¿sabes si quiera a que me refiero?- dije confundida y enfadada
-Claro que si, y te aseguro que no es tan malo, ni tan difícil de llevar- prometió
-Como digas- acepté –Oye… ¿Qué edad tienes?- dije con curiosidad
-¿para qué quieres saber eso?- dijo con una sonrisa inmutable
-Curiosidad- admití avergonzada –solo eso- baje la mirada
-Bien, tengo 19 años… Sin contar los meses que pasé… sin vivir en tu mundo- dijo tranquilo
-Explícate- ordené
-Tal vez luego, es hora de que regreses- dijo, mientras la neblina que lo rodeaba se volvía rojiza al abrazarme de nuevo
-Oye ¿Por qué…?->>
-Adiós Angel- gritó una vocecita demasiado familiar, -Adiós Danny, ten cuidado- dije de forma impulsiva. –Claro que sí- prometió mi hermanito y azotó la puerta detrás de él.
-Buenos días linda- saludó Caroline, -¿por qué no estabas en tu cama cuando despertamos?- dijo sonriente.
-Oh, estaba sedienta y me levanté- mentí – pero… Al parecer me quedé dormida antes de llegar a la cama- dije y traté de sonreír de la forma más genuina posible.
-Te creo- me aseguró. -¡Angel!- grito Nicole, lanzándose sobre mí para abrazarme.
-Hola Nicole- dije con voz ahogada, tratando de respirar bajo su cuerpo.
-Hola cielo- dijo Oliver, aún con cara de dormido.
-Hola a todos- dije tomando aire después de que Nicole me lo permitiera.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Nicole
-Bien, bien- dije de forma vacilante, ‘¿Qué responsabilidad es esa?’ me pregunté mentalmente. Miré a Nicole, quien de nuevo intercambiaba una mirada alarmante y sospechosa con Caroline, que le respondía encogiéndose de hombros, ignorando la urgencia del gesto de Nicole.
Responsabilidad
Al fin podía salir de la escuela, podía dejarme caer sobre mi cama y descansar tanto como la cosa esa me lo permitiera.
Mientras intentaba salir por la atestada puerta de la escuela, escuchando Panic! At The Disco, pensaba en la energía que seguía arrastrándome hacía el suelo, pensaba en ponerle un nombre especifico, después de todo, era algo que me seguía desde cuatro años atrás. Pero mi labor de buscarle nombre propio a mi mayor tortura fue interrumpida por algo que vibraba sobre mi pierna. Suspiré y esperé a salir del océano de chicos que me rodeaban para ver mi celular. Un mensaje de texto, nadie me enviaba mensajes de texto, bueno, Caroline, pero estaba a menos de dos metros de mi, era imposible. Suspiré y miré el número: Oliver ¿Qué hacia Oliver enviándome un mensaje de texto? Suspiré y guardé mi celular sin siquiera ver lo que había escrito, no es por qué no me importara, sino porque estaba demasiado cansada y agotada como para esperar un minuto más para ir a casa. Me senté en la acera a esperar el autobús, sintiendo como mis ojos se cerraban lentamente. Caroline y Nicole estaban de pie justo detrás de mi, la cabeza me daba vueltas, mi respiración se cortaba y se hacía más lenta, sentía como si una masa, palpable y caliente cayera sobre mí, hasta que Nicole puso su mano sobre mí hombro, me tomo de una mano y Caroline de la otra, ahí pude levantarme con facilidad y la neblina se disipó casi mágicamente, tomé aire y les sonreí.
Luego de un corto viaje en autobús pude llegar a casa, lanzarme sobre la cama y sacar mi celular: “Angel, no se cuanto tarde con mi madre, perdona por no estar contigo”, no sé por qué el mensaje no significaba nada, no me molestaba, ni siquiera comenzaba a sentir esa presión en el pecho… Solo podía ver como mi mano soltaba el celular inconcientemente y se quedaba frente a mí, de algún modo no sentía ganas de bajarla, la miré detenidamente, mientras una neblina aparecía alrededor de toda mi mano, una neblina grisácea, que lentamente se volvía negra.
Y justo antes de que se pusiera completamente negra, bajé la mano impulsivamente y sentí de nuevo como todo se hacía pesado a mí alrededor, traté de respirar, pero algo me lo impedía, era como si estuviera bajo el agua, no sabía que pasaba, sentí la presencia de alguien, pero no pude saber más.
-Angel… ¿Angel?- llamaba una voz cantarina y familiar, abrí los ojos con dificultad, no solo era Nicole, habían más personas, conocidas, para mi suerte.
-¡Angel!- gritó con emoción Caroline. Había otra persona, lo sabía, pero no la veía.
-¡Oli!- llamó Caroline –Oli, Oli, ya despertó- trate de ordenar mis recuerdos y saber en que momento llegaron Nicole, Caroline y Oliver.
La luz comenzaba a molestarme de una forma extraña, hacía frío y la corriente eléctrica que siempre me recorría, ya no era como antes, esta vez era más fuerte, más fatigante, me quemaba por dentro, sentía como mi piel se erizaba ante el frío que me rodeaba, pero en mi interior, estaba quemándome casi literalmente.
La cabeza me daba vueltas y sentía, de nuevo, como esa neblina maciza caía sobre mi cuerpo impidiéndome respirar.
Puse mi mano sobre mi cabeza tratando, inútilmente, de aquietar mi mente. Caroline me envolvió en una manta verde que no conocía, seguramente de mi madre o mi hermano, mientras Nicole acariciaba mi espalda y mi cabello con suavidad. -¿qué sucedió?- murmuré al tiempo que Oliver salía de la cocina con un vaso aparentemente caliente.
Suspiré, esperando una respuesta, pero solo vi como Nicole y Caroline intercambiaban una mirada preocupada y sospechosa. Torcí los labios frustrada por la forma en la que había sido ignorada por mis dos mejores amigas y mi novio.
-Angel, cariño- comenzó Nicole con la voz suave y calmada –nosotras veníamos con Oliver y como no abrías la puerta, él entró por el patio trasero para abrirnos y ver que pasaba, solo te encontramos… Aparentemente dormida, pero luego de varios intentos de despertarte comenzamos a preocuparnos al ver que no respondías- se detuvo y Caroline continuó: -Si, llevas así casi una hora- dijo mirando el reloj de la pared, cerciorándose de no estar equivocada.
Oliver no dijo ni una palabra, solo se sentó a mi lado a hacer exactamente lo mismo que hacía Nicole.
Aunque ya estaba bien, ellos se negaban a dejarme sola, incluso se turnaban para descansar, yo no quería molestarlos más y les insistía constantemente que se fueran.
Pero todos mis esfuerzos fueron en vano cuando llegó mi madre, invitándolos a quedarse a dormir, ya que era sábado, a lo cuál aceptaron felices, mientras yo solo suspiré cansada. -¿Cómo dormirán todos aquí?- dije con incredulidad.
-En tu cuarto y en el de Dan- respondió mi madre, sonriendo.
-Mamá, mañana trabajas ¿recuerdas?- traté de que se retractara de la invitación hecha.
-No importa, Oliver tiene 18, ustedes 16 y 17, pueden arreglárselas solos- se defendió
-¿Y Dan?- dije haciendo un gesto acusatorio.
-Va con los Scouts- levanté las cejas y me dí por vencida.
-Ok, ya, vamos- les dije a Nicole y Caroline –Oliver, tendrás que dormir con mi hermanito- admití, mientras Nicole y Caroline reían, burlándose de la suerte de Oliver.
Eran casi las once y no podía dormir, aún me intrigaba lo que había sucedido en la tarde, no creía completamente en la versión que me había contado Nicole, pero traté de dormir, aprovechando que la energía que tanto me atormentaba se había debilitado notoriamente, pero mientras más trataba de conciliar el sueño, menos lo lograba; Nicole había insistido en dormir conmigo y podía jurar que era intencional andar pateándome cada diez minutos.
Me levanté de la cama, esquivando a Caroline, que dormía como la bella durmiente o cualquier otra princesa encantada en un sueño profundo, no se inmutaba, seguía perfectamente peinada y arreglada, como si de verdad no estuviera durmiendo, sino actuando.
Dí vueltas por toda la casa, hasta que sentí como me debilitaba, y comencé a recordar todo lo que había ocurrido en la tarde:
<<Caí dormida, o eso pensaba, ya que lo que había dicho Caroline me hacía dudar bastante. No sentía nada, pero mi cuerpo podía moverse, según lo que yo decidiera o deseara hacer. Lo normal, pero no me sentía cansada, todo lo contrario, la calma invadía mi cuerpo, todo parecía perfecto, ni siquiera estaba en mi casa, era un lugar parecido a los prados de Francia o los campos en Baviera, donde todo era natural y hermoso. En la distancia vi a un chico dándome la espalda, y podía haber jurado que era Oliver, Oliver rodeado por una neblina azul, azul brillante. Me acerqué rápidamente al chico, quien suponía yo, era Oliver. El joven, se dio la vuelta al notar mi presencia, para mi sorpresa no era Oliver, tenía el mismo corte de cabello que Oliver, la misma contextura delgada que Oliver, incluso la misma estatura que Oliver, pero no era Oliver; este chico tenía el cabello unos… tres tonos más oscuro que el de Oliver, pero aún así cobrizo, casi caramelo, los ojos dorados, mezclado con un verde casi hipnotizante, los labios delgados, las cejas poblada… Bueno, más que las de Oliver, la piel blanca, blanca, casi tanto como la mía, los pómulos más marcados y rosáceos, con una mirada llena de calma y sinceridad, además de la neblina azul que lo rodeaba.
-¿Angel?- dijo con tono esperanzado, lo miré confundida y sorprendida
-¿perdona?- dije con voz ahogada.
-¿Eres Angel?- inquirió de nuevo
-Si, si, soy yo- respondí con voz débil, me rodeó con sus brazos, mostrándose de lo más feliz.
-¿Tú quién eres?- dije confundida, no conocía a nadie tan… Perfecto como él, además de Oliver.
-Lo sabrás a su debido tiempo- dijo sonriendo
-Perdona, entonces ¿Qué hago aquí?- formule la pregunta más como una orden que como una petición. Se separó de mí y me miró con calma, sin dejar de sonreír, algo que comenzaba, sinceramente a asustarme –Ya estás lista para tomar responsabilidades- respondió con cariño, parecía que se creía mayor que yo, pero yo estaba en un 90% que era uno o dos años mayor que yo, si es que no era de mi edad. -¿Responsabilidad? Tengo con la escuela, con Dan, con mi casa y esa cosa que me persigue- dije enfadándome. –Shhh, shhh- dijo tomando mi mano –es algo que debes soportar con paciencia, no te hará daño- susurró.
-¿sabes si quiera a que me refiero?- dije confundida y enfadada
-Claro que si, y te aseguro que no es tan malo, ni tan difícil de llevar- prometió
-Como digas- acepté –Oye… ¿Qué edad tienes?- dije con curiosidad
-¿para qué quieres saber eso?- dijo con una sonrisa inmutable
-Curiosidad- admití avergonzada –solo eso- baje la mirada
-Bien, tengo 19 años… Sin contar los meses que pasé… sin vivir en tu mundo- dijo tranquilo
-Explícate- ordené
-Tal vez luego, es hora de que regreses- dijo, mientras la neblina que lo rodeaba se volvía rojiza al abrazarme de nuevo
-Oye ¿Por qué…?->>
-Adiós Angel- gritó una vocecita demasiado familiar, -Adiós Danny, ten cuidado- dije de forma impulsiva. –Claro que sí- prometió mi hermanito y azotó la puerta detrás de él.
-Buenos días linda- saludó Caroline, -¿por qué no estabas en tu cama cuando despertamos?- dijo sonriente.
-Oh, estaba sedienta y me levanté- mentí – pero… Al parecer me quedé dormida antes de llegar a la cama- dije y traté de sonreír de la forma más genuina posible.
-Te creo- me aseguró. -¡Angel!- grito Nicole, lanzándose sobre mí para abrazarme.
-Hola Nicole- dije con voz ahogada, tratando de respirar bajo su cuerpo.
-Hola cielo- dijo Oliver, aún con cara de dormido.
-Hola a todos- dije tomando aire después de que Nicole me lo permitiera.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Nicole
-Bien, bien- dije de forma vacilante, ‘¿Qué responsabilidad es esa?’ me pregunté mentalmente. Miré a Nicole, quien de nuevo intercambiaba una mirada alarmante y sospechosa con Caroline, que le respondía encogiéndose de hombros, ignorando la urgencia del gesto de Nicole.