Post by isabela on Feb 4, 2010 14:44:37 GMT -5
Cáp. III
La tarde del sábado no era tan mala como acostumbraba ser, la energía que me torturaba diariamente no se hizo presente, bueno, unas cuantas veces por periodos muy cortos. Caroline decidió comprar palomitas de maíz, refrescos, chocolates, galletas y todo tipo de golosinas, mientras Nicole, le ordenó a Oliver ir por unas películas entretenidas, dejándole claro que excluyera todo lo que asustara, pero Oliver no pudo resistir la tentación y trajo toda s colección de Saw, cosa que a mí, personalmente no me molestaba, de hecho a ninguna nos molestaba, Nicole solo se preocupaba por mi comportamiento.
Durante nuestro maratón preparado de toda la saga de Saw, no pude mantenerme despierta, o con la suficiente energía para hacerlo, además me preguntaba si el encuentro con mi… amigo, podría ser más frecuente si me dejaba llevar por esa energía.
Abracé a Oliver con fuerza, mientras Nicole mantenía su pie junto al mío.
Por alguna razón no pude debilitarme del todo, me levanté un rato, sintiéndome llena de energía, algo que me frustró, aunque no lo creyera.
Me acosté de nuevo en el gigantesco sofá, pero esta vez al lado de Carolina y Oliver. –Caroline, ¿podemos cambiar de lugar?- dijo Nicole con afán. –Ahora no Nicole, shhh, esta es una de las mejores partes- traté de detenerla, aunque sabía que no era la mejor parte de la película, ver como todos se devanan los sesos, buscando una salida, para librarse del payaso no era nada divertido, ni emocionante; Oliver me miró incrédulo, a lo que me encogí de hombros. Caroline seguía ensimismada con la película, yo tratando de dejarme llevar por la cosa que me había molestado durante cuatro años.
Nicole parecía inquieta, y Oliver, Oliver era otra historia, si Caroline estaba ensimismada con la película, comiendo palomitas frenéticamente, Oliver ni siquiera respiraba. Me separé un poco de Oliver y Caroline, y de pronto sentí como todo se volvía caluroso, pesado y oscuro, me sentía mal, pero a la vez tan bien.
Ya estaba donde deseaba estar, o eso creía yo, hasta que ví que estaba en un lugar parecido al cañón de Colorado, me desilusioné y traté de despertar, pero fue inútil.
Caminé por entre las rocas, los peñascos, todo parecía real y palpable, pero estaba segura de que era un sueño, o bueno, algo parecido, porque mi cuerpo realmente estaba en la sala de mi casa, viendo una película con mis amigas y mi novio.
-Aquí estas, por fin- dijo una voz familiar, pero poco común.
-Si, aquí estoy- admití casi con emoción
-Genial, ¿cómo lo lograste?- dijo él con incredulidad y curiosidad.
-Bueno, este, yo… No lo sé, pero puedo asegurarte que no fue fácil- aseguré
-Ya lo creo, ¿por qué en el Cañón y no en un lugar más verde?- dijo con una risita contagiosa.
-No lo sé- esta vez no lo rodeaba una neblina brillante azul, esta vez era amarilla. Y cuando me detuve a pensarlo, me di cuenta de que no había preguntado por ese resplandor que lo rodeaba.
-Este… ¿qué es eso?- dije señalando su perfecto contorno, donde veía el humo de color brillante.
-¿Qué?- ¿él no podía verlo? Me decepcioné y negué con la cabeza
-No importa, solo es mi imaginación- dije.
-Vamos, dilo, yo se más cosas que tu- cuando dijo eso comencé a reír, mientras él se limitaba a sonreír.
-ok, eso que te rodea, ayer era azul… Creo, hoy es amarilla- él me miraba con atención.
-Oh, eso, tú también lo tienes- aseguró.
-¿por qué no puedo verlo entonces?- dije con incredulidad.
-Porque no eres tan sensible a lo paranormal en ti, solo en otros seres, como yo- respondió con paciencia.
-¿seres?- inquirí.
-Ok, ok, personas, solo que no estoy acostumbrado a tu mundo- admitió.
-Mi mundo, ¿no es el tuyo también?- pregunté más calmada.
-Bueno… En cierto modo… Digamos en un… 75%- dijo vacilante.
-¿Y cuál es tu otro mundo?- dije con más curiosidad.
-No se cómo explicártelo, pero te prometo que te lo explicaré todo con cada visita que te haga- dijo mostrándose optimista y feliz.
-¿Me visitarás?- dije controlando la emoción y la duda.
-Y tú a mí- dijo señalándome sin dejar de sonreír.
-Pero ¿cómo?- puso su dedo sobre mis labios, mientras podía sentir como dejaba de sentir su calidez a sentir un bochorno, un calor que me ahogaba.
-¡Angel!- sabía que las explicaciones no serían dadas cuando yo lo quisiera, sino cuando ‘estuviera lista’ y aunque me sentía más que lista, tal vez debía seguir esperando con tanta paciencia como él. –Angel, linda- Me sentía frustrada, como una niña pequeña buscando explicaciones que sus padres aún no pueden darle. –Angel, vuelve con nostras- me estaba cansando del canturreo de mis amigas, esos tonos de voz tan femeninos, tan distrayentes –Angel, cielo, ¿puedes oírnos?- ¡Por Dios, no estoy en coma! Pero ellos no lo entenderían.
El timbre sonó entre sus voces y entreabrí los ojos para ver como se miraban entre ellos planeando una falsa excusa para mi hermanito. Sus susurros eran inteligibles y la cara de espanto que tenían me causó gracia y pena… ¿Cómo iba a ponerlos a enfrentarse a un niño de once años, para decirle que su hermana mayor está en un estado de coma temporal?
Bajaron las escaleras susurrando cosas, mientras Dan tocaba el timbre con más desespero.
Bajé tras ellos en silencio, vaya que estaban asustados, miraron a mi hermano con tristeza, como si fueran a decirle que la tortuga del vecino había muerto, pero nadie había muerto, ni estaba en coma… Sólo estaba… dormida, por así llamarlo-
Comenzaron a decirle un montón de mentiras sobre mí, que soy muy especial, perfecta, amable y más bla, bla, bla sin lógica, Danny los veía asustado, sin saber que pensar.
Reí en silencio y bajé las escaleras restantes bostezando, mientras todos me miraban sorprendidos. -¡Danny! Hola lindo- saludé y me senté junto a él, con las miradas de Nicole, Caroline y Oliver sobre mí, mostrando sorpresa, como si hubiese muerto y resucitado.
Pero la verdad, todo comenzaba a afectarme, de algún modo, dejarme jalar por esa energía y permitirle debilitarme, solo para conseguir respuestas vagas, no me convenía mucho. Ni siquiera pude ayudar a recoger el desorden que habíamos dejado, por estar descansando, pero esta vez sin la suerte de encontrarme con mi nuevo amigo.
Él había prometido que me visitaría, y no dude de sus palabras, tenía la esperanza de que lo hiciera, ya fuera en mis sueños, en persona o como un espíritu, sabía que él vendría a aclarar mis dudas y mis problemas con esa cosa que me debilitaba.
Visitas
La tarde del sábado no era tan mala como acostumbraba ser, la energía que me torturaba diariamente no se hizo presente, bueno, unas cuantas veces por periodos muy cortos. Caroline decidió comprar palomitas de maíz, refrescos, chocolates, galletas y todo tipo de golosinas, mientras Nicole, le ordenó a Oliver ir por unas películas entretenidas, dejándole claro que excluyera todo lo que asustara, pero Oliver no pudo resistir la tentación y trajo toda s colección de Saw, cosa que a mí, personalmente no me molestaba, de hecho a ninguna nos molestaba, Nicole solo se preocupaba por mi comportamiento.
Durante nuestro maratón preparado de toda la saga de Saw, no pude mantenerme despierta, o con la suficiente energía para hacerlo, además me preguntaba si el encuentro con mi… amigo, podría ser más frecuente si me dejaba llevar por esa energía.
Abracé a Oliver con fuerza, mientras Nicole mantenía su pie junto al mío.
Por alguna razón no pude debilitarme del todo, me levanté un rato, sintiéndome llena de energía, algo que me frustró, aunque no lo creyera.
Me acosté de nuevo en el gigantesco sofá, pero esta vez al lado de Carolina y Oliver. –Caroline, ¿podemos cambiar de lugar?- dijo Nicole con afán. –Ahora no Nicole, shhh, esta es una de las mejores partes- traté de detenerla, aunque sabía que no era la mejor parte de la película, ver como todos se devanan los sesos, buscando una salida, para librarse del payaso no era nada divertido, ni emocionante; Oliver me miró incrédulo, a lo que me encogí de hombros. Caroline seguía ensimismada con la película, yo tratando de dejarme llevar por la cosa que me había molestado durante cuatro años.
Nicole parecía inquieta, y Oliver, Oliver era otra historia, si Caroline estaba ensimismada con la película, comiendo palomitas frenéticamente, Oliver ni siquiera respiraba. Me separé un poco de Oliver y Caroline, y de pronto sentí como todo se volvía caluroso, pesado y oscuro, me sentía mal, pero a la vez tan bien.
Ya estaba donde deseaba estar, o eso creía yo, hasta que ví que estaba en un lugar parecido al cañón de Colorado, me desilusioné y traté de despertar, pero fue inútil.
Caminé por entre las rocas, los peñascos, todo parecía real y palpable, pero estaba segura de que era un sueño, o bueno, algo parecido, porque mi cuerpo realmente estaba en la sala de mi casa, viendo una película con mis amigas y mi novio.
-Aquí estas, por fin- dijo una voz familiar, pero poco común.
-Si, aquí estoy- admití casi con emoción
-Genial, ¿cómo lo lograste?- dijo él con incredulidad y curiosidad.
-Bueno, este, yo… No lo sé, pero puedo asegurarte que no fue fácil- aseguré
-Ya lo creo, ¿por qué en el Cañón y no en un lugar más verde?- dijo con una risita contagiosa.
-No lo sé- esta vez no lo rodeaba una neblina brillante azul, esta vez era amarilla. Y cuando me detuve a pensarlo, me di cuenta de que no había preguntado por ese resplandor que lo rodeaba.
-Este… ¿qué es eso?- dije señalando su perfecto contorno, donde veía el humo de color brillante.
-¿Qué?- ¿él no podía verlo? Me decepcioné y negué con la cabeza
-No importa, solo es mi imaginación- dije.
-Vamos, dilo, yo se más cosas que tu- cuando dijo eso comencé a reír, mientras él se limitaba a sonreír.
-ok, eso que te rodea, ayer era azul… Creo, hoy es amarilla- él me miraba con atención.
-Oh, eso, tú también lo tienes- aseguró.
-¿por qué no puedo verlo entonces?- dije con incredulidad.
-Porque no eres tan sensible a lo paranormal en ti, solo en otros seres, como yo- respondió con paciencia.
-¿seres?- inquirí.
-Ok, ok, personas, solo que no estoy acostumbrado a tu mundo- admitió.
-Mi mundo, ¿no es el tuyo también?- pregunté más calmada.
-Bueno… En cierto modo… Digamos en un… 75%- dijo vacilante.
-¿Y cuál es tu otro mundo?- dije con más curiosidad.
-No se cómo explicártelo, pero te prometo que te lo explicaré todo con cada visita que te haga- dijo mostrándose optimista y feliz.
-¿Me visitarás?- dije controlando la emoción y la duda.
-Y tú a mí- dijo señalándome sin dejar de sonreír.
-Pero ¿cómo?- puso su dedo sobre mis labios, mientras podía sentir como dejaba de sentir su calidez a sentir un bochorno, un calor que me ahogaba.
-¡Angel!- sabía que las explicaciones no serían dadas cuando yo lo quisiera, sino cuando ‘estuviera lista’ y aunque me sentía más que lista, tal vez debía seguir esperando con tanta paciencia como él. –Angel, linda- Me sentía frustrada, como una niña pequeña buscando explicaciones que sus padres aún no pueden darle. –Angel, vuelve con nostras- me estaba cansando del canturreo de mis amigas, esos tonos de voz tan femeninos, tan distrayentes –Angel, cielo, ¿puedes oírnos?- ¡Por Dios, no estoy en coma! Pero ellos no lo entenderían.
El timbre sonó entre sus voces y entreabrí los ojos para ver como se miraban entre ellos planeando una falsa excusa para mi hermanito. Sus susurros eran inteligibles y la cara de espanto que tenían me causó gracia y pena… ¿Cómo iba a ponerlos a enfrentarse a un niño de once años, para decirle que su hermana mayor está en un estado de coma temporal?
Bajaron las escaleras susurrando cosas, mientras Dan tocaba el timbre con más desespero.
Bajé tras ellos en silencio, vaya que estaban asustados, miraron a mi hermano con tristeza, como si fueran a decirle que la tortuga del vecino había muerto, pero nadie había muerto, ni estaba en coma… Sólo estaba… dormida, por así llamarlo-
Comenzaron a decirle un montón de mentiras sobre mí, que soy muy especial, perfecta, amable y más bla, bla, bla sin lógica, Danny los veía asustado, sin saber que pensar.
Reí en silencio y bajé las escaleras restantes bostezando, mientras todos me miraban sorprendidos. -¡Danny! Hola lindo- saludé y me senté junto a él, con las miradas de Nicole, Caroline y Oliver sobre mí, mostrando sorpresa, como si hubiese muerto y resucitado.
Pero la verdad, todo comenzaba a afectarme, de algún modo, dejarme jalar por esa energía y permitirle debilitarme, solo para conseguir respuestas vagas, no me convenía mucho. Ni siquiera pude ayudar a recoger el desorden que habíamos dejado, por estar descansando, pero esta vez sin la suerte de encontrarme con mi nuevo amigo.
Él había prometido que me visitaría, y no dude de sus palabras, tenía la esperanza de que lo hiciera, ya fuera en mis sueños, en persona o como un espíritu, sabía que él vendría a aclarar mis dudas y mis problemas con esa cosa que me debilitaba.