Post by isabela on Feb 9, 2010 16:02:32 GMT -5
Cáp. IV
No se que pasaba, ya iba casi una semana y no había rastro de él, ni en mis sueños, ni en ninguna otra parte. Comencé a perder la esperanza que había depositado en él, esa que hizo que me sintiera fuerte y con la energía de un chiquillo de ocho años, pero ya no era así, me sentía peor que nunca, había gastado mis fuerzas esperándolo inútilmente.
Nicole me acompañaba a todas partes, mientras Caroline hacía Dios sabe que cosas, poco trascendentales, o bastante importantes… No me empeñaba en saber que hacía, mientras estuviera bien, todo estaría bajo control… Al menos para los demás.
Trataba de comer más proteínas, vitaminas y bebidas energizantes, que no servían de nada. Nicole no parecía percatarse de mi falta de energía y bueno, Caroline estaba demasiado ocupada, al igual que Oliver.
En las noches y ratos libres, sin Nicole, trataba de buscarlo, entablar alguna comunicación con él, prometió que aclararía mis dudas, pero hasta el momento eso parecía una vil mentira. No entendía por qué hacía eso, se veía de lo más normal, de lo más confiable, pero al parecer era un buen actor.
Mi madre y Dan comenzaban a preocuparse por mi comportamiento y mi apariencia; sabía que no era la de siempre, sabía que eso comenzaba a afectarme realmente, mi cuarto era un desastre, igual que mi ropa, nada funcionaba, pero no sabía como solucionarlo, no era mi culpa, la verdad ponía todas mis fuerzas en la escuela y en casa solo me quedaba en la cama, esperándolo… Pero de algún modo, supe que tal vez no volvería, que tal vez era producto de mi solitaria y torturada mente. A veces no lograba dormirme con facilidad, debía desgastarme más, pero le sacaba provecho a eso, haciendo la tarea o algo productivo, hasta que me sentía lo suficientemente cansada como para dormir durante un buen rato, antes de que Caroline llamara a hacer su interrogatorio de rutina. Comenzaba a creer que todo se lo decía a Nicole.
Era lunes, mi mente estaba nublada y con cada segundo sentía como moría cada parte de mí, dudaba si me quedaba mucho tiempo de vida. Me arreglé de forma mediocre, sin saber bien lo que hacía, me recogí el cabello sin cuidado, tomé la mochila con los libros que Dan me había dicho que necesitaría.
Bajé las escaleras sintiendo como me temblaban las piernas, vi como Dan aparecía por el pasillo con esa sonrisa angelical que lo hacía tan encantador y especial. –Buenos días hermanita- dijo susurrando –Ahí está tu desayuno- dijo señalando la mesa de la cocina.
Le sonreí y lo abracé, luego me senté en la mesa, donde había un plato con un sándwich, jugo de naranja y cereal. -¿No crees que es mucha comida Dan?- dije mientras comía rápidamente el sándwich. –Bueno, ya sabes, es mejor que te alimentes bien- respondió entretenido, con su libro de animales.
Comí tan rápido como me lo permitió mi hermanito. –Cielo, gracias por el desayuno- dije después de bajar nuevamente de mi cuarto –No debiste preocuparte, pero gracias- lo despeiné y salí apresurada hacia la escuela.
La mañana estaba clara, el aire fresco y la temperatura cálida; iba pensando en la clase de arte de hoy, de alguna forma sabía que sacaría un cinco con un dibujo bastante mediocre según mi criterio, pero fascinante para el señor Jonson, me encogí de hombros, suspiré y apresuré el paso.
-Hola- dijo una voz familiar. Levanté una ceja y miré a mi alrededor, -Hey, aquí- exclamó de nuevo y sentí una presión en mi muñeca.
-¿Por qué no te veo?- dije con escepticismo.
-Ya te lo expliqué, igual que el aura… Aquí no eres tan sensible a lo paranormal- respondió con voz calmada.
-Ajá- dije con indiferencia.
-Oye, no te enojes por no poder comunicarme contigo, te repito, no eres fácil de contactar, no tienes ese “censor” para lo paranormal en este mundo- dijo con arrepentimiento.
-¿qué tal si lo hacías como la primera vez?- quise golpearme por el tono receloso con el que formulé la pregunta, pero ya lo había dicho y solo quería una respuesta.
-Eres muy inquieta, sueñas con cosas extrañas que no comprendo bien, tus pensamientos, son confusos y a veces ni siquiera puedo verlos- admitió con tono triste, me preguntaba que color lo rodeaba hoy.
-Ok, no importa, disculpa- dije sintiendo pena por hacerlo sentir así.
-No tienes que disculparte, por cierto, cuando pueda establecer una comunicación más estable contigo te sensibilizaré, para que podamos vernos más seguido- dijo de forma neutra.
-¿sensibilizarme?- sabía el significado general de la palabra, pero cuando él lo decía podía significar muchas cosas.
-Si, verás mi aura, la tuya, la del que quieras si lo deseas, podremos comunicarnos fácilmente- dijo entusiasmado.
-Estás loco- solté sin vergüenza.
-No, solo te saco de las dudas y te doy fuerza para que puedas seguir con todo- dijo mientras abría la puerta de mi salón.
Sentí una corriente calida y la forma como susurraba cerca de mi oído: -Nos vemos luego- y la corriente eléctrica se unió a la energía maligna que me debilitaba.
Nicole estaba curiosamente callada, mientras Caroline solo leía y enviaba mensajes de texto desde su tecnológico y estilizado Sony Ericson.
Las miraba en silencio, mientras me decidía a subir todo el volumen de mi Ipod para escuchar solo como Jared Leto lideraba mi banda favorita,
Era extraño la forma en la que se comportaban, nunca eran tan silenciosas.
-Hola, hola- dijo mi acompañante invisible. Tome mi cuaderno y comencé a escribir ‘Hola ¿qué haces aquí?’. Moví un poco el cuaderno y se lo mostré -¿por qué no me hablas?- dijo con tono preocupado
‘No quiero parecer loca’
-Oh, claro, claro, entiendo- comenzó –Sólo trataba de comunicarme contigo de nuevo para saber si logré controlar todo esto-
‘¿controlar qué?’-La forma de encontrarte, créeme que es difícil- admitió con una risita
‘Te creo’
-Bueno, nos vemos- asentí con la cabeza mientras la energía me recorría de nuevo el cuerpo.
-¡Angel!- mire a Caroline que me acosaba para que fuera a clase.
Me levanté y me preparé para la clase de arte, donde efectivamente ocurrió lo que había imaginado con anterioridad.
Me causó gracia que el proyecto de Nicole fuera un auto, un Ferrari perfectamente esculpido con no se qué material y el de Caroline un orquídea bastante hermosa, mientras yo solo dibujaba de forma mediocre.
Mi madre estaba en casa y dudé de las probabilidades de encuentro con mi amigo, aún así guardaba la esperanza, aunque según la pasada experiencia, no era lo más saludable para mí.
Comunicación.
No se que pasaba, ya iba casi una semana y no había rastro de él, ni en mis sueños, ni en ninguna otra parte. Comencé a perder la esperanza que había depositado en él, esa que hizo que me sintiera fuerte y con la energía de un chiquillo de ocho años, pero ya no era así, me sentía peor que nunca, había gastado mis fuerzas esperándolo inútilmente.
Nicole me acompañaba a todas partes, mientras Caroline hacía Dios sabe que cosas, poco trascendentales, o bastante importantes… No me empeñaba en saber que hacía, mientras estuviera bien, todo estaría bajo control… Al menos para los demás.
Trataba de comer más proteínas, vitaminas y bebidas energizantes, que no servían de nada. Nicole no parecía percatarse de mi falta de energía y bueno, Caroline estaba demasiado ocupada, al igual que Oliver.
En las noches y ratos libres, sin Nicole, trataba de buscarlo, entablar alguna comunicación con él, prometió que aclararía mis dudas, pero hasta el momento eso parecía una vil mentira. No entendía por qué hacía eso, se veía de lo más normal, de lo más confiable, pero al parecer era un buen actor.
Mi madre y Dan comenzaban a preocuparse por mi comportamiento y mi apariencia; sabía que no era la de siempre, sabía que eso comenzaba a afectarme realmente, mi cuarto era un desastre, igual que mi ropa, nada funcionaba, pero no sabía como solucionarlo, no era mi culpa, la verdad ponía todas mis fuerzas en la escuela y en casa solo me quedaba en la cama, esperándolo… Pero de algún modo, supe que tal vez no volvería, que tal vez era producto de mi solitaria y torturada mente. A veces no lograba dormirme con facilidad, debía desgastarme más, pero le sacaba provecho a eso, haciendo la tarea o algo productivo, hasta que me sentía lo suficientemente cansada como para dormir durante un buen rato, antes de que Caroline llamara a hacer su interrogatorio de rutina. Comenzaba a creer que todo se lo decía a Nicole.
Era lunes, mi mente estaba nublada y con cada segundo sentía como moría cada parte de mí, dudaba si me quedaba mucho tiempo de vida. Me arreglé de forma mediocre, sin saber bien lo que hacía, me recogí el cabello sin cuidado, tomé la mochila con los libros que Dan me había dicho que necesitaría.
Bajé las escaleras sintiendo como me temblaban las piernas, vi como Dan aparecía por el pasillo con esa sonrisa angelical que lo hacía tan encantador y especial. –Buenos días hermanita- dijo susurrando –Ahí está tu desayuno- dijo señalando la mesa de la cocina.
Le sonreí y lo abracé, luego me senté en la mesa, donde había un plato con un sándwich, jugo de naranja y cereal. -¿No crees que es mucha comida Dan?- dije mientras comía rápidamente el sándwich. –Bueno, ya sabes, es mejor que te alimentes bien- respondió entretenido, con su libro de animales.
Comí tan rápido como me lo permitió mi hermanito. –Cielo, gracias por el desayuno- dije después de bajar nuevamente de mi cuarto –No debiste preocuparte, pero gracias- lo despeiné y salí apresurada hacia la escuela.
La mañana estaba clara, el aire fresco y la temperatura cálida; iba pensando en la clase de arte de hoy, de alguna forma sabía que sacaría un cinco con un dibujo bastante mediocre según mi criterio, pero fascinante para el señor Jonson, me encogí de hombros, suspiré y apresuré el paso.
-Hola- dijo una voz familiar. Levanté una ceja y miré a mi alrededor, -Hey, aquí- exclamó de nuevo y sentí una presión en mi muñeca.
-¿Por qué no te veo?- dije con escepticismo.
-Ya te lo expliqué, igual que el aura… Aquí no eres tan sensible a lo paranormal- respondió con voz calmada.
-Ajá- dije con indiferencia.
-Oye, no te enojes por no poder comunicarme contigo, te repito, no eres fácil de contactar, no tienes ese “censor” para lo paranormal en este mundo- dijo con arrepentimiento.
-¿qué tal si lo hacías como la primera vez?- quise golpearme por el tono receloso con el que formulé la pregunta, pero ya lo había dicho y solo quería una respuesta.
-Eres muy inquieta, sueñas con cosas extrañas que no comprendo bien, tus pensamientos, son confusos y a veces ni siquiera puedo verlos- admitió con tono triste, me preguntaba que color lo rodeaba hoy.
-Ok, no importa, disculpa- dije sintiendo pena por hacerlo sentir así.
-No tienes que disculparte, por cierto, cuando pueda establecer una comunicación más estable contigo te sensibilizaré, para que podamos vernos más seguido- dijo de forma neutra.
-¿sensibilizarme?- sabía el significado general de la palabra, pero cuando él lo decía podía significar muchas cosas.
-Si, verás mi aura, la tuya, la del que quieras si lo deseas, podremos comunicarnos fácilmente- dijo entusiasmado.
-Estás loco- solté sin vergüenza.
-No, solo te saco de las dudas y te doy fuerza para que puedas seguir con todo- dijo mientras abría la puerta de mi salón.
Sentí una corriente calida y la forma como susurraba cerca de mi oído: -Nos vemos luego- y la corriente eléctrica se unió a la energía maligna que me debilitaba.
Nicole estaba curiosamente callada, mientras Caroline solo leía y enviaba mensajes de texto desde su tecnológico y estilizado Sony Ericson.
Las miraba en silencio, mientras me decidía a subir todo el volumen de mi Ipod para escuchar solo como Jared Leto lideraba mi banda favorita,
Era extraño la forma en la que se comportaban, nunca eran tan silenciosas.
-Hola, hola- dijo mi acompañante invisible. Tome mi cuaderno y comencé a escribir ‘Hola ¿qué haces aquí?’. Moví un poco el cuaderno y se lo mostré -¿por qué no me hablas?- dijo con tono preocupado
‘No quiero parecer loca’
-Oh, claro, claro, entiendo- comenzó –Sólo trataba de comunicarme contigo de nuevo para saber si logré controlar todo esto-
‘¿controlar qué?’-La forma de encontrarte, créeme que es difícil- admitió con una risita
‘Te creo’
-Bueno, nos vemos- asentí con la cabeza mientras la energía me recorría de nuevo el cuerpo.
-¡Angel!- mire a Caroline que me acosaba para que fuera a clase.
Me levanté y me preparé para la clase de arte, donde efectivamente ocurrió lo que había imaginado con anterioridad.
Me causó gracia que el proyecto de Nicole fuera un auto, un Ferrari perfectamente esculpido con no se qué material y el de Caroline un orquídea bastante hermosa, mientras yo solo dibujaba de forma mediocre.
Mi madre estaba en casa y dudé de las probabilidades de encuentro con mi amigo, aún así guardaba la esperanza, aunque según la pasada experiencia, no era lo más saludable para mí.