Post by isabela on Oct 1, 2009 17:18:30 GMT -5
Rodeada por el mundo, caminaba insegura, era casi invisible para los demás ¿yo podia verla? extraña pregunta... a decir verdad, no mucho. Efectivamente, podía verla, todos podiamos, pero nadie se percataba del dolor que transmitia su angelical rostro. Toda una señorita, aunque no lo aparentaba. Susan caminaba por las calles sin rumbo fijo, yo conocía su pasado, lo que vivía en el presente y su lamentable futuro.
Susan era mayor que yo, pero no conocía el mundo del mismo modo.
Era pequeña, de cabello castaño, ojos caramelo, facciones maravillosamente perfectas, dejo sus estudios tres años antes de terminar la secundaria. Su ultima relación no tuvo exito, su problema con la depresión la hundió por completo, era descuidada, si, pero aún tenía su encanto.
Sabia que debía ayudarla, advertirla sobre su amargo futuro, pero fuí egoista y me negé a hacerlo, por lo cual mi conciencia me atormenta cada mañana.
El pasado de Susan era lo unico que me tranquilizaba, ya que nunca quiso ser suficiente para nada y no podía cambiar lo que el futuro le preparaba si ella no contribuía.
Su madre trató de ayudarla, pero ya era algo avanzada en edad y no podía hacer mucho contra el apurado paso de la sociedad y los problemas de Susan.
Repetidas veces la afligida mujer pidió mi ayuda, no me negué, pero no me esforcé por salvar la vida de la niña, disfrazada de mujer. El mundo se la llevaba por delante, sin pensar en la posibilidad de salvarla.
Cada madrugada, Susan perdía el sentido común, en su habitación, su "cura", como le gustaba llamarlas, eran algunas de esas sustancias con las que pierdes la sensación de dolor, la nocion del tiempo y te sientes en un paraiso desconocido para otros.
Con el tiempo, ella supo lo que ya era obvio, lo que yo conocía antes que ella. Su estadía aqui terminaría pronto... El poco tiempo que le quedaba trató de estabilizarse y yo intenté ayudarla. Pero ella no me lo permitió, no quería nada de mi, me negué a ayudarla en el pasado y ahora me era imposible hacerlo. No la quería, ni admiraba, no esperaba nada de ella. En un punto, ya no me importaba y en menos de lo que creía comencé a odiarla. Por eso, ahora que está muerta, me arrepiento de haber sentido eso por ella, quisiera saber si me ha perdonado, pero es imposible, deberé esperar a que mi tiempo, al igual que el de Susan, se acabe, solo así, sabré si aún siente rencor o ha aceptado mis disculpas.
Susan era mayor que yo, pero no conocía el mundo del mismo modo.
Era pequeña, de cabello castaño, ojos caramelo, facciones maravillosamente perfectas, dejo sus estudios tres años antes de terminar la secundaria. Su ultima relación no tuvo exito, su problema con la depresión la hundió por completo, era descuidada, si, pero aún tenía su encanto.
Sabia que debía ayudarla, advertirla sobre su amargo futuro, pero fuí egoista y me negé a hacerlo, por lo cual mi conciencia me atormenta cada mañana.
El pasado de Susan era lo unico que me tranquilizaba, ya que nunca quiso ser suficiente para nada y no podía cambiar lo que el futuro le preparaba si ella no contribuía.
Su madre trató de ayudarla, pero ya era algo avanzada en edad y no podía hacer mucho contra el apurado paso de la sociedad y los problemas de Susan.
Repetidas veces la afligida mujer pidió mi ayuda, no me negué, pero no me esforcé por salvar la vida de la niña, disfrazada de mujer. El mundo se la llevaba por delante, sin pensar en la posibilidad de salvarla.
Cada madrugada, Susan perdía el sentido común, en su habitación, su "cura", como le gustaba llamarlas, eran algunas de esas sustancias con las que pierdes la sensación de dolor, la nocion del tiempo y te sientes en un paraiso desconocido para otros.
Con el tiempo, ella supo lo que ya era obvio, lo que yo conocía antes que ella. Su estadía aqui terminaría pronto... El poco tiempo que le quedaba trató de estabilizarse y yo intenté ayudarla. Pero ella no me lo permitió, no quería nada de mi, me negué a ayudarla en el pasado y ahora me era imposible hacerlo. No la quería, ni admiraba, no esperaba nada de ella. En un punto, ya no me importaba y en menos de lo que creía comencé a odiarla. Por eso, ahora que está muerta, me arrepiento de haber sentido eso por ella, quisiera saber si me ha perdonado, pero es imposible, deberé esperar a que mi tiempo, al igual que el de Susan, se acabe, solo así, sabré si aún siente rencor o ha aceptado mis disculpas.